He tratado de homenajear a la madre tierra, poniéndole el rostro de mi propia madre, la veo sonriente, plena, ofreciendo el fruto de su corazón. Así al igual que una madre amorosa, nos lo da todo hasta quedarse sin nada, seca, árida y desolada, después de haber tenido abundancia y verdor. Valoremos a nuestra madre y ayudémosla a regenerarse, retribuyamos todo los que nos da y que con avaricia le arrancamos. Recordemos que no todo es eterno...
Corazón de Manzana (Gaia)
Laura Seriñá
Pastel
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